martes, 22 de diciembre de 2009

Lo que siempre he dicho de Martha Heredia.


Tomado de Diario Libre.

Criticarte - Martha heredia


Martha Heredia ha sido el 'conejillo de Indias" para dar rienda suelta a las ganas refrenadas por el pueblo de tener un buen motivo de celebrar algo.

Se necesitaba una Susan Boyle que devolviera la fe en lo positivo, a pesar de los esfuerzos del gobierno, sobre todo después de un año en que el narcotráfico, la violencia, los asaltos, los secuestros, el alza de los combustibles, el estrés de la vida cotidiana, las jodiendas del clima mundial, la tozudez de los líderes en Copenhague y otras heces, le amarguen la vida a uno.

A la muchacha, que acaba de ganar un concurso de aficionados -no nos olvidemos de eso-, si sigue siendo sometida a semejante presión, va a tener que ser tratada con psicólogos. No obstante, su naturalidad para enfrentar la embestida de dos conciertos, uno en Santiago el viernes y otro en la capital el domingo (este último ante unas 11 mil personas), ambos patrocinados por la cerveza Presidente, habla de su fibra de artista por un lado, y de la voracidad del 'respetable' por otro.

Martha fue presentada con un espectáculo bien producido, que le permitió dar una idea de su respeto por temas tradicionales y su capacidad para asumir lo actual.

¿Qué tiene a su favor? La joven cantante se come a dentelladas la tarima, tiene sentido del ritmo, del fraseo y es potencialmente una buena voz.

¿Qué tiene en contra? Grita mucho, y al menos el domingo, en vivo, pocas veces logró estar en el tono que iba 'lo canta'o'. Según me dijo Amaurys Sánchez al bajar de tarima, "allá arriba no se oye nada, no hay referencia", con ello también justificó algunas teclas mal dadas en "Por amor".

Más allá de todo el entusiasmo del mundo, y del enorme respaldo de la cerveza Presidente, así como de Tricom, y de Telesistema que transmitiera en vivo el espectáculo, hubiera sido preferible que la bisoña cantante hubiese presentado, por ejemplo, en el recibimiento en Santiago, los temas que cantó en el concurso, y se hubiese ahorrado el encuentro con la capital, para cuando tuviese un disco, y hubiese pasado un poquito de tiempo.

Sucede que, tal y como quedó demostrado el domingo, si se quiere Martha Heredia para rato, tiene que empezar por estudiar urgentemente. Martha Heredia no sabe utilizar el diafragma, por eso grita, por eso estaba ronca, otro motivo para no dar la nota que va. Todavía Martha Heredia no ha llegado a ningún lado.

Martha Heredia es necesaria no sólo a la avidez del público, a la necesidad de crearse héroes; sino a la música dominicana, a la industria latinoamericana de la música y el entretenimiento. Hace falta dejarla en paz ahora, dejarla que estudie, grabe, asimile su nueva realidad, baje de peso -que esa barriguita cervecera no va con la escena-, que se le haga un diseño de imagen adecuado, se le haga un vestuario según ese diseño de imagen, se le cree un repertorio, y se prepare en serio para ese disco con Sony que puede convertirse en la puerta que la lleve a los verdaderos niveles de calidad que necesitan de ella los que llenaron el Palacio de los Deportes y los que pueden, en su nombre, volver a tener fe en la industria de la música.

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