martes, 21 de noviembre de 2017

Oler los peos de tu pareja alarga la vida y evita enfermedades. 

Todos lo hacemos, nadie lo acepta, pero es una función perfectamente normal y natural de nuestro organismo. Sin embargo, nos causa una gran vergüenza. Al fin y al cabo, si nunca dejas escapara un pedo terminarías en el hospital.

Y viéndolo bien, es comprensible que sea algo un poco tabú, como el resto de las funciones excretoras de nuestro metabolismo, al fin y al cabo, es desagradable, huelen mal y no es precisamente algo que te haga ver muy atractivo frente al sexo opuesto.

Pero quizás no sea tan malo “dejar escapar uno”, al menos cuando estás junto a tus seres queridos. Esto es lo que señala un nuevo estudio científico que asegura que los componentes de nuestros gases pueden ayudar a combatir enfermedades, y hasta prolongar la vida.

Al parecer, los gases que se expulsan desde el trasero pueden aumentar la longevidad.

Aunque de primeras parezca una broma de mal gusto, se trata de un serio hallazgo científico que encontró una gran correlación entre estar expuesto a estos gases y un significativo aumento en la expectativa de vida de las personas.

El descubrimiento ha sorprendido a la comunidad científica

El aumento en la expectativa de vida es similar al que experimentan las personas que han cambiado sus hábitos de vida en aspectos como la dieta balanceada, la actividad física o abandonar vicios como el cigarrillo.

El responsable es el sulfuro de hidrógeno uno de los componentes de los gases intestinales. A.J Troiano, uno de los científicos, afirmó que no son los microbios los responsables del olor sino esta molécula.

Al parecer este químico tiene numerosos efectos benéficos sobre el organismo

Un estudio de la Universidad de Exeter encontró que ayudan a reducir el riesgo de cáncer, demencia, infartos, artritis y ataques al corazón

Los resultados parecen indicar que el sulfuro de hidrógeno ayuda a las células a luchar contra varias enfermedades

Aunque aclararon que en altas dosis puede ser peligroso, no hay peligro de morir por inhalar los gases de otra persona.

Cuando las células están “estresadas” por una enfermedad, utilizan enzimas para crear sulfuro de hidrógeno de manera natural. Gracias a ello, se conservan las mitocondrias, aumenta la producción de sangre y se regula la inflamación.

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