Chita, en realidad, era un macho que se llamaba Jiggs. Había nacido en Liberia el 9 de abril de 1932. En inglés, le decían "Cheetah", que parecía un nombre femenino y así quedó bautizado como una mona.
Con tan sólo dos años, participó del film Tarzán y su compañera, en el que un joven era criado por simios y conocía el mundo humano al enamorarse de Jane. Sus protagonistas eran Johnny Weissmuller y Maureen O'Sullivan.
Entre los años 30 y 40, el animal trabajó, en total, en 12 películas de Tarzán, junto con otros tres chimpancés que se alternaban en las secuencias. Hasta el 24 de diciembre, día en que se registró su deceso en la víspera de Nochebuena, Chita era el único sobreviviente del reparto estelar.
Su fama era tal, que en tres oportunidades estuvo nominado para tener su propio espacio en el Hall of Fame de Hollywood, donde los perros Lassie y Rintintín también fueron destacados.
A los 74 años, en 2006, recibió el único galardón cinematográfico de toda su carrera, otorgado por el Festival Internacional de Cine de Comedia de Peñíscola comoun reconocimiento a su trayectoria.
Chita era una verdadera estrella. Su veterinario, Dan Westfall, contaba que debía inyectarle insulina porque sufría de diabetes. Por las mañanas, se daba el lujo de tomar un banquete como desayuno: manzanas, bananas y naranjas, entre otras frutas.
El resto del tiempo, lo pasaba mirando fútbol y pintando con sus dedos. Sus obras eran rematadas para financiar la reserva de primates Suncoast Primate Sanctuary de Palm Harbor, en la que vivía desde hace 40 años.
El simio era muy amigable y receptivo y le encantaba reír, según Westfall. No era problemático en lo absoluto, aunque tenía algunos momentos en que se disgustaba y arrojaba heces contra sus cuidadores.
Chita también figuraba en el Libro Guinness de los Récords como el mono más longevo del mundo. Con sus 79 años, había duplicado la edad promedio de su especie, calculada entre los 25 y 45 años.
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