jueves, 2 de junio de 2011

Cuando el chisme se convierte en enfermedad.



“Por ahí me dijeron”, “me contó un pajarito”, “me dijeron que no lo contara, pero voy a confiar en tí porque sé que tú guardas el secreto”, “si supieras la última”, “qué ha pasado últimamente, ¿alguna novedad?”…Muchas personas van por la vida queriendo llevar registro de todo lo que pasa en la vida personal de quienes comparten su mismo grupo social, ya sea su trabajo, su salón de clases o su conjunto residencial.

Pero muchas personas llevan detrás de cada pregunta una intención clara de involucrarse en la vida de los demás, de dar opiniones a terceros de todo lo que les ocurre, tan solo como hoby.

Es sabido que los chismes viajan a gran velocidad y algo que fue tan diminuto y sin trascendencia termina siendo un gran monstruo que puede llegar a causar mucho daño.

De acuerdo con la sicóloga Olga María Renville, muchas personas consideran que las personas que viven del chisme sufren complejos, otras sencillamente las consideran poco ocupadas y otros lo considerarían como una enfermedad al igual que les sucede a las personas que dicen mentiras y se les conoce como mitómanas.

La experta comenta que las personas chismosas buscan mediante este mecanismo llamar la atención de los demás para que manifiesten su interés por ellos, ser escuchados, que les presten la atención necesaria sin importar si es emitiendo conceptos falsos o llevando chismes de un lado a otro.

“Es una distorsión de la conducta que se manifiesta a través de un complejo por el cual la persona tiene la oportunidad de mostrarse y convertirse en una persona importante, porque lleva y trae rumores, sobre todo, cuando la buscan para preguntarle cosas o sencillamente se le escucha activamente. Igualmente, si la persona tiene complejo de autoestima y tiempo libre, pues se siente con la oportunidad de mostrarse y resaltar su ego”, dijo Renville.

Renville explicó que el chisme se puede considerar una patología cuando se convierte en un hábito, en una forma de vida y cuando se utiliza para introducirse en los grupos. “Cuando el chisme llega a tal grado se requiere de ayuda sicológica, porque es una situación que se escapa del control del individuo.

Estudios

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science, las personas están programadas para integrar información negativa de una forma más eficiente que aquella que es positiva o neutra y que la función social de los chismes se remonta a nuestros ancestros. Según el estudio, desde tiempos antiguos los humanos para establecer y mantener relaciones, lo hacían a través del intercambio de jugosas habladurías y chismes.

El chisme permite a los individuos ir más allá del entablar interacción de persona a persona y también sirven para estimar el valor de gente que nunca hemos conocido, aseguró la investigación.

Lo que no se debe hacer

Escuchar rumores o mensajes sin fundamento es arriesgarse a seguir el hilo de la persona chismosa y, de paso, adentrarse en un ambiente de controversia y/o conflicto con otras personas; por ello se recomienda evitar escuchar “chismes”, y contestar de manera objetiva manifestando que no existe interés en conocer detalles de los rumores.

La persona que tiene la costumbre de chismear, seguramente escogerá otra persona que sea más receptiva a su propósito.

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