ECUADOR.— Fuerzas de élite del Ejército y de la Policía nacional de Ecuador encabezaron anoche un operativo para rescatar al presidente- Rafael Correa, quien estuvo nueve horas en un hospital retenido por elementos policiacos sublevados.
La revuelta policial fue calificada por el gobierno como un intento de golpe de Estado, que dejó un saldo de dos muertos y varios heridos. En los primeros minutos de los disturbios el gobierno decretó estado de excepción una semana.
En el rescate, el mandatario salió en un auto resguardado por militares. Correa llevaba un casco, una máscara antigases e iba en silla de ruedas.
Para retirarlo del hospital militar, los soldados rodearon el nosocomio, dispararon gases lacrimógenos y balas contra los policías insubordinados.
Ya en la sede del Ejecutivo, el Palacio de Carondelet, el mandatario se dirigió a sus partidarios. A los insubordinados, los llamó “supuestos policías que avergüenzan a la institución”.
Acusó directamente a Lucio Gutiérrez, ex presidente y ex militar, de estar detrás de la asonada. Desde su encierro, el mandatario había dicho que saldría del hospital “como presidente o como cadáver”.
El caos se desató cuando cientos de policías protestaron contra una ley que elimina beneficios salariales e incentivos en los ascensos. Los manifestantes tomaron el Regimiento Quito, a donde se trasladó Correa para dialogar.
Los manifestantes lo recibieron molestos y con gritos, por lo que Correa ingresó en las instalaciones y desde una ventana se dirigió a los policías de tropa. Cuando ya se iba, cojeando y con una máscara, le lanzaron gases lacrimógenos. “Si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana”, dijo.
Mientras duró la crisis, la comunidad internacional expresó su apoyo al presidente ecuatorianno.
Desde todos lados se hacían llamados para que se restableciera el orden y se respetara a un presidente electo democráticamente. La ONU y la OEA se mostraron preocupadas. La Unión de Naciones Suramericanas preparaba una reunión para evaluar la situación.
"No habrá perdón ni olvido"
La intensa jornada de confrontación y caos que Ecuador vivió este jueves, cuando desde tempranas horas miembros de la Policía se sublevaron en rechazo a un veto presidencial que elimina varios de sus beneficios laborales, concluyó con la advertencia del presidente Rafael Correa de que "no habrá perdón ni olvido" para los policías insubordinados.
"Todos los malos elementos que han hecho quedar al país como una República de opereta, que deshonraron el uniforme policial, tendrán la sanción correspondiente", dijo Correa desde el Palacio de Gobierno, a donde llegó luego de que un comando militar lo sacara del Hospital de la Policía, sitio en el que el mandatario estuvo retenido por varias horas.
Luego de la operación para rescatar al presidente de Ecuador Rafael Corrrea, así quedó el hospital policial.
Dicho hospital había sido rodeado por policías sublevados que impedían la salida del mandatario mientras no se derogara el veto presidencial a la Ley de Servicio Público. Avanzada la noche, un fuerte combate entre policías y militares, que incluyó el uso de armas de fuego y bombas lacrimógenas, dio paso al rescate del mandatario.
El enfrentamiento, según reportó la Cruz Roja, dejó un saldo de dos uniformados muertos y 74 heridos, y fue el desenlace de un día de conflictividad en el que incluso el presidente Correa, al confrontar por la mañana a los policías insubordinados, llegó a decir: "Señores, si quieren matar al presidente, aquí está, mátenlo si les da la gana".
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