miércoles, 27 de octubre de 2010

Inicia hoy una serie mundial inesperada entre Texas y SF.


07:36 A.M.

San Francisco
.- Quizá no sean los equipos de más renombre, pero como dice el manager de los Rangers de Texas, a la serie mundial no se va de adorno.

El inédito clásico de Otoño que arranca hoy miércoles en San Francisco enfrenta a dos conjuntos que llevan una eternidad sin saber lo que significa proclamarse campeones de la serie mundial.

Los Rangers recién ahora pudieron ganar su primera serie de postemporada tras medio siglo de existencia como franquicia. Los Gigantes, donde han jugado Willie Mays, Juan Marichal, Barry Bonds y Orlando Cepeda, no se consagran desde 1954, cuando aún jugaban en Nueva York. Solo los Cachorros (1908) e Indios (1948) tienen sequías más prolongadas.

“Estos son los dos mejores equipos. Se ganaron el derecho jugando mejor que los demás. Nadie nos regaló nada”, dijo Ron Washington, el piloto de los Rangers.

“Esto no es obra de la casualidad”.

Desafiando los pronósticos en contra, ambos salieron victoriosos en seis partidos en las series de campeonato de sus circuitos.

La expectativa era una repetición del duelo del año pasado entre los Yanquis de Nueva York y los Filis de Filadelfia.

“El mundo entero quería ver a los Filis y Yanquis en la serie mundial”, dijo el primera base de los Gigantes, Aubrey Huff.

“¿Saben qué? Es hora de sangre nueva”. Hay dos cosas seguras tras esta serie mundial. La primera es que saldrá el noveno campeón diferente en 10 años y que Bengie Molina se llevará un anillo de campeón gane o pierda.

Tampoco es que el enfrentamiento no será entretenido.

El primer juego, por ejemplo, ofrece la rara ocasión de que los dos abridores ganaron el Cy Young en 2008. Tim Lincecum, el derecho con el pelo largo y desenfadada personalidad, sube al montículo del AT&T Park frente a Cliff Lee, zurdo de los Rangers.

Será el segundo año seguido en el que Lee, invicto en ocho salidas de postemporada y con 1.26 de efectividad, lanza en un primer juego, ya que lo hizo en 2009 con los Filis al anotarse entonces uno de dos triunfos frente a Nueva York.

También está la presencia de Josh Hamilton, el jardinero de los Rangers que fue el jugador más valioso de la serie de campeonato y cuya historia es una de pura redención tras recuperarse de la adicción a las drogas.

Cuando los Gigantes transfirieron al puertorriqueño Molina a Texas el 1 de julio, todos quedaron contentos.

Buster Posey quedó fijo en la receptoría de los Gigantes y fue la bujía del repunte posterior. Molina le dio estabilidad al puesto en los Rangers y un jonrón suyo fue fundamental para conseguir la tercera victoria ante los Yanquis.

Hay personajes estrafalarios como Brian Wilson, el cerrador de los Gigantes que se ha dejado una tupida barba que se tiñe y es fanático de las artes marciales.

Por cábala, en Texas, Elvis Andrus (campocorto venezolano) y Neftalí Feliz (taponero dominicano) se han dejado crecer afros y se prestan para ser confundidos. Con sus 22 años cada uno, son los jugadores más jóvenes en las nóminas.

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