Durante los seis  meses de la temporada, hasta el 30 de noviembre, se espera la formación  de 12 a 18 tormentas, de las que entre 6 y 10 se transformarían en  huracanes y entre 3 y 6 serían de gran intensidad con vientos superiores  a los 178 kilómetros por hora, según la Administración Nacional de  Océanos y Atmósfera de EEUU (NOAA).
"Constantemente digo a las  personas que el número de tormentas no significa mucho. Utilizar los  pronósticos para determinar si se preparan o no es un error, siempre hay  que prepararse", dijo a Efe Bill Read, director del Centro Nacional de  Huracanes (CNH).
Recordó que en la temporada en la que el huracán  Andrew arrasó el sur del estado de Florida en 1992, "sólo se formaron  seis tormentas".
"Andrew", de categoría 5 -la máxima en la escala  de intensidad Saffir-Simpson del uno al cinco-, fue el primer sistema en  agosto de ese año en una temporada poco activa y dejó 23 muertos en  EEUU y Bahamas, además de daños por 26.500 millones de dólares.
Robert  García, meteorólogo del CNH, precisó a Efe que la temporada en la  cuenca atlántica "será activa, pero un poco menos" que la registrada el  año pasado, cuando los vientos de 19 tormentas y 12 huracanes, de los  que cinco fueron de categoría mayor, azotaron el Caribe, Centroamérica y  México.
La NOAA indicó sin embargo que será más activa que una  temporada promedio en la que se forman 11 tormentas y 6 huracanes,  incluidos 2 de categoría tres o mayor en la escala de Saffir-Simpson.
"La  temporada pasada fue bastante activa, pero Estados Unidos no fue  hostigado directamente por ningún huracán. Eso no significa que este año  no tengamos la visita de alguno", previno García.
Philip  Klotzbach y William Gray, profesores de Ciencias Atmosféricas de la  Universidad de Colorado, por su parte, vaticinaron la formación de 16  tormentas y 9 huracanes, de los que 5 serían de gran intensidad.
Los  meteorólogos del CNH dijeron que persisten algunos factores que han  propiciado un activo movimiento en la cuenca atlántica, como la llamada  "multidécada tropical".
Desde que se tiene registro de los  huracanes se ha observado que hay décadas con mucha actividad y otras  por debajo de lo normal.
El actual periodo de gran actividad ciclónica comenzó en 1995 y generalmente dura de 20 a 30 años.
A  ello se suman las elevadas temperaturas de las aguas en el mar Caribe y  en el Atlántico, que este año se prevé que alcancen entre 28 y 30  grados centígrados, puntualizó García.
Las aguas cálidas son el "combustible" para la formación de los huracanes.
"Estos  factores en términos generales ocasionarían que tuviéramos más  tormentas que en una temporada promedio", enfatizó Bill Read, el  director del CNH.
Con respecto a los países más vulnerables, Read  de nuevo expresó preocupación por Haití y los impactos que tendría un  huracán en la nación caribeña, que aún no se ha recuperado de la  devastación ocasionada por un terremoto en 2010.
"Mi mayor  preocupación, al igual que el año pasado, es Haití. El proceso de  recuperación está muy lejos de concluir después del terremoto y la  situación de las personas que permanecen en tiendas en campamentos es  precaria para esta temporada", advirtió.
Al ser preguntado sobre  las nuevas herramientas de información que utilizará el CNH de este año,  Read anunció que usarán las redes sociales para notificar a las  personas la publicación de los boletines en el sitio de internet de ese  organismo, con sede en Miami (Florida).
Los nombres de las  tormentas este año son: Arlene, Bret, Cindy, Don, Emily, Franklin, Gert,  Harvey, Irene, José, Katia, Lee, María, Nate, Ophelia, Philippe, Rina,  Sean, Tammy, Vince y Whitney.