lunes, 21 de marzo de 2011

Arrecia el ataque y gadafi anuncia una “guerra larga”.



10:15 A.M.

LIBIA. - Bengazi parece desértica después del ataque del sábado y luego de las amenazas que se han multiplicado de Muammar Kadafi de continuar con la ofensiva en contra de los rebeldes aun pese a los ataques de la OTAN que han establecido efectivamente el bloqueo aéreo. Los comercios y entre ellos los almacenes, no han abierto ayer domingo, primer día laboral en esta parte del mundo, y la basura forma montañas en toda la ciudad que a veces el viento desarma y desparrama por las veredas y las calles destruidas. Todo aquí tiene las señas de la guerra, pero donde aún más se notan es en el camino hacia el oeste, por la ruta que lleva al frente de batalla donde atacaron los aliados.

Ayer el régimen reaccionó al golpe de modo contradictorio: Ka dafi prometió una “larga guerra” a Occidente, pero luego declaró un nuevo e inmediato cese del fuego, pero las potencias restaron importancia a este anuncio . Pidió, además, una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU y llamó a una marcha masiva hacia esta ciudad para discutir la crisis en el país que ha escalado ya a nivel de guerra internacional.

Ayer la ruta entre Bengazi y Ajdabiya, a unos cien kilómetros al este de aquí, era un cementerio de chatarra con los pedazos aún en llamas de los blindados y vehículos militares del régimen bombardeados por los aviones franceses. Más temprano, en varios tramos de ese camino había alrededor de 14 cadáveres sobre el pavimento o en las banquinas, de los tripulantes de los vehículos.

Toda la gente que faltaba en la ciudad, parecía estar amontonada alrededor de esos camiones en llamas. Llegaban con sus armas y se hacían fotografías con sus hijos alrededor y encima de los tanques de la dictadura destruidos.

Uno de los más espectaculares que pudo ver este enviado era un enorme camión que llevaba dos tanques de guerra y un automóvil. Al atardecer, casi un día y medio después de ser golpeado por los misiles, ardía todavía como una antorcha. Cerca de allí, estaban los restos de otros vehículos con lanzaderas de misiles, también convertidos en un amasijo de hierros y despidiendo columnas de humo.

El ataque francés en esta parte del país, que utilizó a 20 cazas se combinó con el de la marina norteamericana que descargó más de un centenar de misiles sobre blancos militares en Trípoli y cercanías.

Anoche, un edificio administrativo situado en el complejo residencial de Kadafi en Bab el Aziziya, en Trípoli, fue totalmente destruido por un disparo de misil, constató un periodista de la AFP.

Ese primer golpe que implicó el inicio de una guerra internacional sobre Libia de imprevisibles consecuencias, produjo una primera crisis en la alianza. El responsable de la Liga Arabe, Arm Mussa, cuya organización respaldó el bloqueo aéreo sobre el país, criticó los ataques aliados. Sin embargo, Qatar dijo que participaría en la fuerza. La apuesta de la dictadura es que la acción aliada genere un brote nacionalista en el mundo árabe, que acabe beneficiando al régimen.

Ayer no fue un día de calma. Las tropas de la dictadura continuaron golpeando de un modo incesante a la ciudad de Misrata de 200 mil habitantes y a unos 150 kilómetros hacia el este de Trípoli.

La situación allí era dramática. Un médico que logró contactar por teléfono a la BBC dijo que no hay agua y el 90 por ciento de la ciudad no tiene electricidad.

“Hace tres días que bombardean constantemente, ayuden a los niños y a las mujeres”, suplicó.

El aeropuerto de Misrata había sido bombardeado por los misiles de la OTAN. El ataque de la alianza militar que lidera Francia y reparte el mayor peso con Gran Bretaña y Estados Unidos, se produjo después que Kadafi ignoró la advertencia de Washington para que no avance sobre Bengazi. El sábado a la mañana fuerzas terrestres del régimen causaron más de tres decenas de muertos y multitud de heridos en esta ciudad.

El régimen difundió además un comunicado en el que prometió “una larga guerra” a Occidente y sostuvo que “esta es la hora de las masas lideradas por la revolución libia”.

El almirante Mike Müller, el más alto jefe militar norteamericano, afirmó ayer que la operación no tiene como objetivo remover a Kadafi.

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